El SARLAFT no es un trámite, es el motor de transformación en el sector transporte
El transporte mueve más que mercancías. Mueve economías, conecta regiones, sostiene industrias y, en muchos casos, refleja el pulso de un país. Pero también, sin que muchos lo noten, puede convertirse en el canal perfecto para operaciones ilícitas que se camuflan entre rutas, manifiestos y contratos. Lavado de Activos, Financiación del Terrorismo, contrabando, tráfico de armas: delitos que no siempre se cometen dentro de la empresa, pero que pueden infiltrarse a través de terceros, clientes o aliados mal evaluados.
En este contexto, el SARLAFT —Sistema de Administración del Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo— no es simplemente una obligación regulatoria. Es una herramienta crítica para blindar la operación, proteger la reputación y garantizar la sostenibilidad de las empresas de transporte. Sin embargo, aún persiste una visión limitada: muchas organizaciones lo ven como un trámite, como una casilla que hay que marcar para evitar sanciones, sin comprender que su verdadero valor está en la capacidad de anticiparse, detectar y neutralizar riesgos antes de que se conviertan en crisis.
La realidad es que el sector transporte, por su naturaleza operativa, su exposición geográfica y su diversidad de actores, es especialmente vulnerable. Y en Colombia, donde la informalidad, la tercerización y las zonas de alto riesgo son parte del día a día, implementar el SARLAFT no es una opción: es una necesidad urgente.
Este artículo propone una mirada distinta. No hablaremos del SARLAFT como un requisito legal, sino como un sistema de defensa empresarial. Exploraremos cómo puede convertirse en una ventaja competitiva, en una fuente de inteligencia operativa y en un factor decisivo para acceder a mercados, contratos y financiamiento. Porque en el transporte, moverse rápido es importante, pero moverse con seguridad es imprescindible.
El SARLAFT como escudo reputacional:
El SARLAFT permite a las empresas del sector transporte identificar estos riesgos antes de que se materialicen. No es exagerado decir que un sistema robusto puede evitar titulares negativos, investigaciones judiciales y la pérdida de confianza por parte de aliados estratégicos. En tiempos donde la transparencia es moneda de cambio, contar con un SARLAFT bien implementado es como tener un escudo que protege cada movimiento.
¿Por qué el SARLAFT es más que cumplimiento?
Porque el cumplimiento es lo mínimo. Lo básico. Lo que evita sanciones. Pero el SARLAFT bien implementado es otra cosa: es visión estratégica. Es inteligencia operativa. Es reputación blindada.
Una empresa de transporte que entiende esto no espera a que la Superintendencia le toque la puerta. Se anticipa. Investiga. Conoce a sus clientes, a sus proveedores, a sus rutas. Y cuando algo no cuadra, no lo ignora: lo reporta, lo detiene, lo transforma.
El riesgo no siempre tiene cara de criminal:
Uno de los errores más comunes es pensar que el Lavado de Activos se ve como en las películas: maletines, trajes oscuros, reuniones clandestinas. En la vida real, el riesgo puede venir disfrazado de contrato atractivo, de cliente puntual, de proveedor recomendado.
El SARLAFT permite ver más allá de la fachada. Detectar patrones. Identificar inconsistencias. Y sobre todo, tomar decisiones con datos, no con corazonadas.
Y el costo de no tenerlo:
No implementar el SARLAFT no es ahorrar. Es exponerse. Es abrir la puerta a investigaciones, a bloqueos financieros, a pérdida de contratos. Es permitir que el riesgo se instale en la operación como un virus silencioso.
Y lo peor: cuando el escándalo estalla, ya es tarde. Ya no importa si la empresa “no sabía”. La reputación no se recupera con comunicados. Se construye con prevención.
¿Qué está pasando en Colombia?
En el sector transporte colombiano, el SARLAFT ha sido percibido durante años como una exigencia exclusiva para grandes empresas. Sin embargo, esa visión está quedando atrás. Con la entrada en vigor de la Resolución 2328 de 2025, la Superintendencia de Transporte ha establecido la implementación obligatoria del SARLAFT para una amplia gama de actores del sector, incluyendo empresas de transporte público, concesionarios, operadores portuarios, centros de enseñanza automovilística y más.
Este cambio normativo responde a una realidad ineludible: el transporte es uno de los sectores más expuestos a riesgos de Lavado de Activos, Financiación del Terrorismo y Proliferación de Armas de Destrucción Masiva. La informalidad persistente, la tercerización de servicios y la operación en zonas geográficas de alto riesgo convierten a muchas empresas en objetivos vulnerables. No se trata de “entrar en el juego”, sino de asumir una responsabilidad crítica para proteger la operación, la reputación y la sostenibilidad del negocio.
Además, los clientes —especialmente los internacionales— están elevando sus estándares. Hoy exigen trazabilidad, transparencia y cumplimiento normativo como condiciones mínimas para establecer relaciones comerciales. Las empresas que no se adapten corren el riesgo de quedar excluidas de licitaciones, alianzas estratégicas y acceso a financiamiento.
Ventaja competitiva y acceso a mercados:
Las empresas que han entendido el verdadero valor del SARLAFT no lo ven como un gasto, sino como una inversión. ¿Por qué? Porque les permite acceder a contratos con multinacionales, participar en licitaciones públicas de alto nivel y obtener financiamiento en condiciones más favorables.
Los bancos, aseguradoras y grandes clientes están priorizando a las empresas que demuestran una gestión clara del riesgo. En el transporte, donde la informalidad aún tiene peso, destacar por tener procesos sólidos y trazables puede marcar la diferencia entre ser elegido o descartado. El SARLAFT, entonces, no solo previene delitos: abre puertas.
Inteligencia empresarial y toma de decisiones:
Otro aspecto poco explorado del SARLAFT es su capacidad para generar inteligencia de negocio. Al analizar patrones de comportamiento, perfiles de clientes y zonas geográficas de operación, las empresas pueden anticipar riesgos operativos, identificar oportunidades y ajustar sus estrategias.
Por ejemplo, si una empresa detecta que ciertos corredores logísticos presentan mayor ecxposición a actividades ilícitas, puede rediseñar sus rutas, reforzar controles o incluso replantear alianzas. El SARLAFT deja de ser un sistema reactivo para convertirse en una herramienta proactiva de gestión.
De obligación a convicción:
Implementar el SARLAFT no es solo cumplir con la ley. Es entender que, en el transporte, cada movimiento cuenta. Y que la mejor forma de avanzar sin frenos es tener los ojos bien abiertos. Las empresas que lo adopten con convicción, y no solo por obligación, estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del presente y aprovechar las oportunidades del futuro.
Es urgente que el sector entienda que el SARLAFT no es solo para cumplir con la Superintendencia de Puertos y Transporte o la UIAF. Es una herramienta que puede salvar empresas, proteger empleos y fortalecer la competitividad del país en el comercio internacional.
Ante este nuevo panorama, contar con un equipo especializado es más que recomendable: es esencial. En Risks International ofrecemos soluciones integrales en tecnología, consultoría y formación para la implementación efectiva del SARLAFT en empresas del sector transporte. Nuestro equipo está conformado por expertos certificados.
En Risks International no solo ayudamos a cumplir con la norma: ayudamos a construir una cultura de integridad, prevención y resiliencia. Porque en el transporte, moverse con seguridad es tan importante como moverse con velocidad.
Por: Luisa Caicedo
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